Cuando cualquier fenómeno alcanza una elevada popularidad tiene que plantearse su futuro y eventual caída. He vivido las épocas buenas y el final de emule, msn y un largo (y friky) listado de casos similares, que os evitaré tener que leer. A Facebook también le pasará, tarde o temprano.
Cuando un medio se hace popular, se menciona en radio y televisión y todo el mundo (hasta un anciano de un pueblo perdido del Pirineo en el que ni hay Internet) lo conoce, empiezan a aparecer como setas silvestres 20 mil ‘pillerias’ que terminan por joderlo. Y es que ya se sabe, todo lo que sube tiene que bajar.
De un tiempo a esta parte un número creciente de los mensajes que se publican en el Facebook son promociones de empresas. No me refiero a anuncios, eso es algo normal. Me refiero a prácticas originales y creativas pesadas y de dudosa eficiencia, que se están convirtiendo en algo habitual. Así podemos ver, por ejemplo, empresas que te obligan a pulsar en compartir para participar en un sorteo, obtener un bono descuento o publicar un mensaje en tu muro indicando que usas una aplicación o te registras en una página Web.
El empresario medio se ha enterado, tarde como siempre, de que Facebook puede ser un gran medio publicitario. Lo que al principio fue una oportunidad real de negocio para unos pocos visionarios, se ha convertido en una práctica habitual, molesta ejercida por empresas que, sin estar siquiera seguras de los resultados que van a obtener, intentan reclamar su parte del pastel. Porque su cuñado les ha dicho que ’es lo que se lleva’, o han hecho un curso de ‘La publicidá en Interné, iniciativas creativas en Fasebuc’.
Si a esto le unimos los recientes fracasos de Facebook en la bolsa, su manifiesta incapacidad para llevar su modelo de negocio a dispositivos móviles, la quiebra de Zynga y que, inevitablemente, la gente termina dejando unos productos por otros más novedosos, según mi experiencia, esto huele al principio del fin Facebook.
No digo que vaya a ocurrir mañana, pero sí que va a producirse en los próximos años un importante abandono, que ha dejado el máximo de popularidad detrás. Pero bueno… siempre nos quedará Twitter.